Soy Miguel Angel, instructor del Instituto Europeo de Apnea. Muchas personas que no conocen este deporte me preguntan qué tiene de interesante o divertido perder una mañana en aguantar la respiración debajo del agua…
Visto desde fuera puede parecer un deporte para personas tremendamente introspectivas o aburridas. Si bien es cierto que es un deporte que requiere de cierta capacidad de concentración y abstracción… lo que no tiene es nada de aburrido…
Piensa en esto…
¿qué tiene de divertido dar un paso en la luna? Es solo un paso, ¿verdad? Pero por otro lado estás en una zona sin gravedad viendo un enorme planeta azul a miles de kilómetros…
La apnea va todavía más allá. No solamente hablamos de estar en un entorno diferente, con sensaciones que son nuevas para nosotros, como estar sometidos a diferentes presiones, sentir como volamos por el agua a partir de una cierta profundidad, o disfrutar del maravilloso entorno que es moverse por el fondo del océano con la posibilidad de ver un mundo vegetal totalmente diferente, tortugas, peces de múltiples colores, o extrañas formaciones rocosas.
También supone un viaje en el tiempo. No al siglo XIX o al XV. Es un viaje al Devónico, escala temporal geológica perteneciente a la época Paleozoica. Resumiendo, un viaje atrás en el tiempo de 350 millones de años.
Y este viaje es real, porque lo vamos a experimentar en nuestro cuerpo. Nuestra memoria genética de cuando éramos anfibios nos va a provocar cambios como la bradicardia que se produce en los apneistas nada más sumergen su cara en el agua. Se llama el reflejo de inmersión mamífero.
Pero hay muchas más sorpresas que se producirán en nuestro cuerpo conforme sigamos bajando en profundidad como el bloodshift y otras respuestas corporales a la tremenda presión y diferentes condiciones ambientales que se producen en el fondo del océano. Y todas ellas se generan gracias a nuestra memoria genética conservada durante millones de años.
Además de todo esto, la apnea no solamente implica estar en un entorno totalmente diferente al habitual, y además sentir como nuestra memoria genética provoca tremendos cambios en nuestro cuerpo y como los sentimos. Es también un deporte que nos inducirá a un estado de meditación y concentración mental muy difícil de alcanzar con otras disciplinas. Si bien el Yoga nos ayuda a meditar, sumergirnos en el océano nos ayuda a entrar en un estado de relajación que roza lo mágico.
Aparte de apneista, me gusta practicar surf, windsurf, bicicleta, escalar, así como otras actividades lúdicas como bailar salsa, bachata… Todas me aportan muchísimas cosas. También todos los países que he visitado me han hecho aprender algo diferente, distintas culturas y costumbres y abrir mi mente. Sin embargo Islandia me proporcionó la sensación extra de estar en un entorno diferente. Lo mismo que sucede con la apnea… Es un fantástico viaje en el espacio, y en el tiempo…